
Pienso que la autoestima es el cimiento que sustenta nuestra casa
personal. Si la villa está construida en un terreno de barro, si le
faltan vigas, si no es sólida, ante un pequeño soplo comenzará a
tambalearse y se caerá sin importar el número de pisos que hayamos
construido encima.
Así que, ¡pongámonos el traje de albañil y comencemos a construir la autoestima de nuestros peques!
1.Enséñale a vivir. La familia es la primera escuela
de la vida que recibe el niño. Recordad que en la imperfección está el
aprendizaje y alejaos del tópico “Padres perfectos” porque en realidad
eso no existe. Lo que sí existen son padres modelos de conducta, con sus
virtudes y defectos que también se equivocan, pero lo saben reconocer.
Padres que dan ejemplo y buscan lo mejor para sus pequeños, les brindan
todo su cariño, les educan en hábitos saludables de ejercicio físico y
alimentación, entre otros.
2. ¡Papis y mamis hay que cuidarse! Cuando nace
nuestro renacuajo nuestro mundo entero pasa a una segunda dimensión,
despreocupándonos por nuestra salud física y mental. Inconscientemente
desprendemos energía negativa con forma de nervios, estrés, bajo estado
de ánimo que los hijos palpan (recordad que el 70% de la comunicación es
no verbal).
3. Rétale a nuevos desafíos: Es importante buscar el
equilibrio entre el nuevo objetivo y su edad de maduración. Estas
experiencias deben ser ambiciosas y requerir una pizca de superación
personal. El problema de atravesar la fina línea hacia “los retos para
superhéroes” dará como resultado un aprendizaje contraproducente.
Mi reto del día es…
Una manera sana de empezar el día es hacer que tu pequeño reflexione sobre un objetivo que quiera cumplir hoy. ¿Cómo hacerlo?
- Reserva un espacio de 5 minutos antes de ir al colegio.
- Coge la agenda de “mis retos” y escribe el objetivo que quieres conseguir (voy a prestar atención en clase de matemáticas, voy a compartir mi merienda con mi amigo, voy a saludar a la panadera, etc).
- Al finalizar el día, piensa si has conseguido ese objetivo…si no es así…¿Cómo puedo hacer para intentar cumplir ese reto?
4. Mente positiva. Una educación basada en el
castigo sólo limita las alas de nuestros hijos infundado miedos a la
equivocación, a “no ser perfectos”. Sé consciente de tus propias
verbalizaciones y reformúlalas. Presta atención a todas las cosas buenas
que hace tu hijo. Utiliza la “técnica del sándwich” si quieres cambiar comportamientos. Elogia cada pequeño paso que va consiguiendo.
5. Compartid tiempo. Busca un espacio en tu apretada
agenda para regalar a tu hijo “un pedazo de tiempo de calidad”. Sí,
repito, de calidad. Aparta la tecnología (móvil, televisión,
videojuegos…) e invierte en juegos de mesa, paseos por el parque…
Pregúntale por su día y cuéntale tú también el tuyo (a veces se nos
olvida hablarle de nuestra vida). Habla con él de emociones,
sentimientos. En definitiva, un espacio humano de “tú a tú”.
6. Nuestro vocabulario nos conforma la personalidad y
autoestima. Nuestra mente se moldea con los mensajes que nos decimos a
nosotros mismos. Enseña a tu hijo a describir su realidad:
- Es diferente “Hacer mal un examen de matemáticas” a “Ser un mal estudiante”. Nuestra mente tiende a la generalización impregnando un pequeño fallo a todas las otras parcelas.
- Es diferente el verbo “SER” del “TENER”. En ocasiones, intentamos rellenar el espacio vacío del “ser” con el material del “tener”.
María Rodrigo
Psicóloga
clínica y deportiva. Investigadora i-PFIS en el Hospital Universitario
Puerta de Hierro. Maestra Fide y Entrenadora Superior de la Federación
Española de Ajedrez.
Integrante del equipo Smartick en el área de Jaquematick. Su labor se centra en el desarrollo de material específico para trabajar diferentes funciones cognitivas básicas (memoria, atención, funciones ejecutivas) y en la parte puramente ajedrecística.
Amante de los libros, las tardes de café y los deportes al aire libre.
Integrante del equipo Smartick en el área de Jaquematick. Su labor se centra en el desarrollo de material específico para trabajar diferentes funciones cognitivas básicas (memoria, atención, funciones ejecutivas) y en la parte puramente ajedrecística.
Amante de los libros, las tardes de café y los deportes al aire libre.
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